De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
Muerto
El autor de este artículo, al parecer, se ha ido a una de sus citas al WC y suponemos que murió como el desdichado de aquí a la izquierda. Así que en su memoria, no seas cabrón, ponle más chorradas al artículo. |
«¡¡Coño!! ¡¡Oso!!! ¡¡¡PAM!!!»
~ El rey con una escopeta Al leer el título de este artículo
Parapsicólogo de renombre fallecido recientemente.
Jiménez del Oso se hizo famoso no tanto por sus estudios como por su imponente aspecto. Resaltaba una cabeza gigantesca, un poco apepinada hacia atrás (estilo Alienasardinado), y unos ojos profundos de perro pachón.
Debajo de cada ojo llevaba unas salchichitas al vino de delicioso de aspecto. No sabemos si alguien llegó alguna vez a consumirlas, si se regeneraban automáticamente, su contenido calórico, etc.
Nació en madrid reinando el rey Franco El Güeno, y al ver de pequeño a la Virgen María liándose con Afrodita supo que lo suyo sería siempre la medicina, la psiquiatría y los misterios del "Otro Lado". Para ello se fue a Valencia a estudiar Parasicología, pero en aquella época no había discotecas donde buscar psicofonías asi que se fue a Galicia, tierra del misterio donde recibió el bautismo de fuego al ser hipnotizado por el trombón de Baltar, pero pudo escapar a su influjo final y huyó al regazo de Juan José Benítez, que lo estaba esperando en México y le enseñó qué hacer con los peyotes. Juntos se corrieron muchas juergas por México y perú hasta que J. J. benítez intentó encularle y desde entonces Jiménez del oso se pasó al lado oscuro escribiendo para La Razón, libertad digital y Juan josé Benítez e Iker Jiménez, razón por la cual acabaron con él.
Pese a su voz grave y título de médico, a este individuo se la colaban una vez tras otra. En el caso de los visitantes de Ummo, unos bromistas le convencieron de que estaban en comunicación con gente de otro planeta. El intrépido Jiménez del Oso se lo creyó todo, por supuesto, demostrando tener más tragaderas que una profesional del seso en cuaresma. Marcianos, caras de Vélmez, telepatía, figuras de Nazca... no había patraña lo suficientemente gorda como para hacer desconfiar a nuestro héroe.
Toda una escuela de periodistas se formó bajo la tutela intelectual de este gigante. Podemos destacar los siguientes:
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